Pasamos los últimos días de nuestra expedición preparando nuestro regreso y
atando algunos de los cabos perdidos de nuestro trabajo. Recibimos buenas
noticias el miércoles, cuando Bruno y Mark encontraron que los huevos de
algunos nidos estaban piando. Nos regocijamos porque asumimos que esto
ocurriría después de nuestra partida. El grupo voluntariamente estuvo listo
para mantener una vigilancia constante sobre los nidos y para el jueves a la
mañana, el día que Ed nos llevaría de regreso a la civilización, en nuestro
primer nido, el número uno, eclosionaron los cuatro pichones.
Los playeros rojizos nacen precoces, o sea que los pichones dejarán el nido
sólo un día después para seguir a sus padres hasta el humedal más cercano.
Es un viaje peligroso en el cual deben hacer todo lo posible para evitar a
los salteadores que siempre patrullan y a los ocasionales zorros árticos.
Sospechamos que ésta es la razón por la cual nidifican en un hábitat tan
desolado y estéril. Es el área de la tundra en la que menos se espera
encontrar predadores porque hay muy pocas presas. Ver pichones antes de
nuestra partida fue un verdadero regalo.
El día anterior Johnny y yo hicimos 31 km de un recorrido bacheado hasta el
lado oeste de la península para tratar de encontrar el único nido que
localizamos el año pasado. En aquel entonces habíamos detectado 8 aves con
transmisores durante la búsqueda aérea sobre la Isla Southampton, pero
tuvimos gran dificultad para encontrarlos en tierra. Ya en nuestro último
día en la isla, luego que Ed nos levantó y nos encontrábamos en nuestro
viaje de regreso luego de 15 días de búsqueda, decidimos hacer un último
intento para encontrar un nido en tierra. Aterrizamos en un radio de 1 km del 7mo. playero con transmisor y
descubrimos un nido con cuatro huevos. Johnny y yo tratamos de regresar a
esta área en este año, no sólo para encontrar el nido sino también para ver si
los playeros rojizos utilizan el mismo sitio cada año. Si lo hacen, entonces
será más fácil para nosotros ubicarlos el año próximo. Encontramos el
hoyo del nido, pero ningún ave. Aunque podrían haberse perdido debido a
predadores, también podría ocurrir que utilicen diferentes sitios cada año.
Buscamos 1 km en todas direcciones alrededor de la concavidad del nido pero
no encontramos ningún ave nidificando.
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